Esta situación me arroja a la mente un montón de ideas semi-concretas, otras tantas ambiguas, otras más o menos comprobadas y/o comprobables y un sinfín de suposiciones. La lógica me dice que este tipo de eventos suelen enfriarse y pasar de largo, como muchas cosas en la vida. Pero otro tipo de lógica (la lógica de la lógica) me recuerda que para estos temas, la primera lógica no es una ley, sino una burla para el intelecto. Este juego no se juega con las mismas reglas que la naturaleza tiene destinada para los miserables mortales. En esta guerra del ser o no ser mitad; parte cóncava o convexa; parte media o extremo; principio o final, no existen leyes, ni métodos, ni reglas, ni nada que la lógica pueda aportar. Quizá no debería pensar mucho en todas aquellas ideas semi-concretas, ni mucho menos en las ambiguas y debería dejar de preocuparme por el sinfín de suposiciones que una mente con imaginación puede construir en menos de diez segundos. Entonces, si en verdad quiero aproximarme a la postura más acertada que podría adoptar frente a esta circunstancia, debo primero admitir que en esta ocasión, realmente no sé y no puedo saber gran cosa, casi nada... No depende de mi saberlo, ni siquiera depende de que alguien más me lo diga, porque ¿quién lo sabe? ¿Quién sabe realmente lo que está ocurriendo? En conclusión, no tengo certeza alguna sobre nada en absoluto. ¿Que no es acaso de esa forma en la que nacemos y morimos? ¿Qué no es acaso la forma en la abordamos la mayoría de nuestros viajes y vivimos nuestros sueños durante nuestra vida? Sin certeza sobre nada. Vale más ni siquiera hacer el intento...
martes, 18 de agosto de 2009
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Qué chulo texto, Karnal. Y chido por el camino de la sublimación. Abrazo!
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