sábado, 12 de noviembre de 2011

Labios rojos

I

El beso es un sobre cerrado. Su interior contiene los misterios de la humedad, la textura exacta de los labios, el roce preciso de la lengua -tímida de asomarse por completo-, el intercambio de voces y palabras.

El beso es un viaje de olores y sabores, una invitación al cálido aliento, al tibio olor a piel nueva, a piel distinta. Guarda toda la riqueza que oscila libre en melodías dibujadas, y toda la censura de piel que sabe a fuego; todo el sudor de las artes ocultas.

II

Un beso es el ciclo interminable de las olas sobre la arena, un laberinto de miradas y suspiros; es la profundidad del mar tatuada en piel salada; la caricia adecuada, el aliento húmedo, la respiración acelerada. Un beso es esa sonrisa que echa raíces por doquier, esas manos que van curando cicatrices con su argumento de caricias, esos ojos que guardan la fuerza del mar y su marea más salvaje.

III

Un beso tuyo se ha convertido en la extrema experiencia de cada día, el semitono en la escala pentatónica, la mano cálida en la nuca que alivia los demonios, que los domina. Un beso tuyo es una sensación nueva por descubrir cada vez que ocurre, es un nuevo torrente de emociones que fluye como lava hirviente. Un beso tuyo es la cálida brisa de la mañana, un nuevo amanecer con todo el tiempo del universo por delante.